sábado, 29 de octubre de 2011

Pipita devuelve el liderato al Madrid.



El Real Madrid ha sufrido para conseguir la victoria frente una Real Sociedad que ha demostrado una gran solidez durante el partido. Las caras de felicidad que mostraban los jugadores madridistas mientras paseaban por la playa de La Concha, no tenían nada que ver comparado con la tensión que mostraban al final del partido.

A pesar de ser locales, el técnico Txuri-urdin, Philippe Montanier, optó por una técnica defensiva, con una defensa formada por tres centrales, formando dos barreras de cinco y cuatro hombres, mientras Carlos Vela se quedaba arriba.

El Madrid salió con su sistema habitual, pero con cambios con respecto a su último partido. Salieron Coentrao de lateral izquierdo por Marcelo, Lass por Khedira, Özil ocupó la mediapunta en detrimento de un pletórico Kaka e Higuaín por el francés Benzema.

Sería el argentino quien se convirtiese en el protagonista del encuentro. Tras solo diez minutos de partido, Coentrao, muy activo sobre todo en la primera parte, vio el magnifico desmarque de Higuaín y le mandó un balón perfecto. El Pipita superó con un delicado toque la salida de Bravo.

El Madrid tenía la posesión y el dominio, pero la Real no demostró síntomas de descomposición. Su defensa de cinco hombres frenaba los ataques madridistas, Di María tras el saque de una falta rápida, y sobre todo una ocasión clarísima de Higuaín, tras una jugada con el fideo.

Cristiano no estuvo muy acertado en el partido. Ofuscado y ansioso, lo intentó pero sus disparos no consiguieron su objetivo. Özil estuvo perdido durante el partido y no pudo demostrar su calidad. Di María tampoco jugó su mejor partido.

El equipo fue demasiado vertical y abusó de juego directo y balones por el centro.

La segunda parte estuvo marcada por la subida de líneas del equipo local. El Madrid, de forma sorprendente se crispó. El ataque fue inoperante. Casilla tuvo que salir al rescate en dos disparos, uno de Vela tras un mal pase de Ramos, y un disparo lejano de Griezmann. La defensa se mostró firme, sobre todo Ramos y Arbeloa, que secó magistralmente a Xabi Prieto.

Mourinho no paró de animar y dar indicaciones a sus hombres. Tras finalizar el partido, Mou, consciente de la dificultad del partido y del cansancio del partido, con tres partidos en una semana, se abrazó con sus jugadores. Misión cumplida, por la mínima.