Hacía tiempo desde esa gesta inconclusa frente al Dortmund
que el Madrid no se cuadraba al son del himno de la Champions. Por
eso se echaba de menos. No sé puede explicar con palabras como pone los pelos
de punta eso acordes. Y al aficionado madridista, en concreto, le salen
colmillos de lobo y busca con los ojos inyectados en sangre la ansiada décima
Copa de Europa, competición que la considera su coto privado de caza.
Al frente un rival conocido, el Galatasaray. Amparado en un
fortín infernal y el despliegue de un viejo rockero como Drogba, los turcos
dirigidos por Fatih Terim decidieron presionar desde el principio, ahogando la
salida del balón. En el minuto dos Felipe Melo, colosal en la primera parte,
logra el primer disparo entre los tres palos en el minuto dos. Casillas rechaza el disparo, pero apenas
minutos después se lesiona tras un encontronazo con Sergio Ramos y se ve obligado
a dejar el puesto a un pletórico Diego López, que volvió a tener una actuación
soberbia demostrando colocación. Muy meritoria su parada ante un cabezazo tras
la salida de un corner.
El Madrid no funcionaba, convirtiéndose una maquina de
perder balones. La salida por el sector derecho con Pepe, Khedira y Di Maria
fue muy deficiente, salvo los balones largos del argentino. Uno de ellos fue
controlado por Isco, que definió con clase. La primera parte terminó con Drogba
obligado a retirarse del terreno de juego, tras chocar con Pepe.
En la segunda, el Madrid vio mejor los espacios que ofrecía
la débil defensa del Galatasaray y consiguió doblegar a su rival. Un buen
Benzema, bastante agresivo para variar, marcó el segundo tras un balón al
espacio. Cristiano, errático en sus primeros sesenta minutos, consiguió marcar
dos goles rematando balones sueltos en el área. El Madrid ha nacido para el
contragolpe y es con espacios cuando más disfruta. Benzema rubricó su partido
reivindicativo con otro gol, Umur Bulut marcó el gol del honor y Cristiano
certificó su hack-trick con un golazo que combina su característico regate y
potencia en el disparo. Los turcos adolecían de forma lamentable sobre el
campo, siendo muy destacable la intrascendencia de Sneijder.
Una goleada a domicilio, partido en el que el Madrid demostró
inteligencia en los momentos difíciles, y acertado en sus oportunidades. Grandísimo
debut, sumado al empate de la
Juventus frente al Copenhague.
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